Los jardines comienzan a desprender dulces aromas, los arboles están frondosos y el aire se entibia. El mar se está calmando y devolviendo la arena a la playa. Los días se alargan y el sol destella cálidos rayos.
El bosque guarda la humedad de las lluvias y en las mañanas se eleva suave desde la tierra sustanciosa, una pequeña neblina. Todo parece más nítido, límpido, reluciente.
Queda atrás el reposo del invierno, el tiempo del repliegue y de la gestación.
Todo está germinando, saludando a la vida y agraciando una vez más a este pequeño paraíso.
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